Improvisación al poder
Parecía increíble pero el fin de semana ha pasado y nosotros hemos logrado sobrevivir no a una sino a dos fiestas de cumpleaños del peque. Un primer cumpleaños agotador para todos pero del que hemos salido muy felices. Como ya os he comentado alguna vez tenemos a suerte de contar con una gran familia que, esto es lo importante, está muy unida. De ahí que hayamos tenido que preparar dos fiestas, ya que aunque unida en cariño, está separada en el espacio, y no es posible que todos los primos, de un lado y de otro de la familia (de la familia de Papá Oso, yo sólo tengo a mis padres) estén juntos para una única celebración.
El bicho ha disfrutado de lo lindo con sus primos más pequeños, ha recibido regalos maravillosos, ha terminado agotado de tanto jugar y correr, y los papis… pues más agotados aún.
En mi familia (véase Papá Oso, el bicho y yo) hay una regla no escrita desde que mi marido y yo nos conocimos: cuanto más planifiquemos cualquier evento, más tendremos que improvisarlo al final. El gran ejemplo de esta ley fue nuestra boda, que tuvimos que reestructurar por completo menos de dos meses antes por culpa de un terremoto. Para nacer el peque se adelantó 10 día y por supuesto nos pilló con todo por terminar. Y, a menor escala, el primer cumpleaños no podía ser menos.
Como me conozco y soy muy dada a liarme y hacer entradas eternas, hoy me he enmendado y he intentado resumirlo todo.
La decoración
Las dos tartas
Juguetes
Faltan algunos, estos son los que ya son parte de la decoración del salón.
Libros
¡Me encantan!
Y mucha ropa
PD: Perdón por la calidad de las fotos pero con el lío están hechas con el móvil y da para lo que da.